Vino espumoso en Navidad: ¿cava o champagne?
Con la llegada de los festejos navideños, el vino espumoso se convierte en un imprescindible en cualquier mesa española. Y es que, ¿Qué mejor forma de recibir al nuevo año que con un brindis? El champagne francés y el cava catalán son dos de los vinos espumosos más conocidos del mundo, magníficos para este tipo de ocasiones. Si estás buscando el maridaje perfecto para tus banquetes navideños y no acabas de decidirte, te invitamos a descubrir un poco más sobre la historia y los métodos de elaboración de estos vinos extraordinarios.
Conociendo a los vinos espumosos
El vino espumoso, como el que puedes encontrar en Grau Online, también conocido como vino de aguja, se caracteriza por su contenido en gas carbónico. Sus típicas burbujas son el resultado de una segunda fermentación alcohólica, que puede producirse de distintas formas. El champagne y el cava se elaboran según el método tradicional o champenoise, donde la fermentación se produce dentro de la botella. En el método charmat, este proceso se produce en cubas mientras que, en el caso de los vinos gasificados, el gas se añade de forma artificial.
A la hora de comprar vino espumoso, encontrarás tanto vinos blancos como tintos o rosados. Además, dependiendo de su contenido en azúcar el vino espumoso puede clasificarse como Brut Nature, Extra Brut, Brut, Seco, semi seco y dulce.
Champagne, el sabor de la tradición
Si te gustan los sabores clásicos, comprar champagne siempre es una apuesta segura para acompañar tus cenas, comidas y reuniones más especiales. El origen de este popular vino espumoso se sitúa en la región de Champaña, al nordeste de Francia, en el siglo XVIII, con bodegas pioneras como Ruinart, Möet et Chandon y Veuve Clicquot,
Para elaborar el champagne se utilizan tres variedades principales: Pinot Noir, Chardonnay y Pinot Meunier. Tras la fermentación alcohólica, este vino espumoso se somete a un proceso de fermentación maloláctica, exclusivo del champagne.
Cava, un espumoso con personalidad mediterránea
Las primeras botellas de cava se produjeron en las bodegas Codorniú en 1872, en la región de Sant Sadurní d’Anoia, considerada la gran capital del cava. Aunque el cava catalán sea el más conocido dentro de esta denominación de origen, actualmente también puedes comprar cava elaborado en otras regiones de España, como Extremadura, La Rioja, Comunidad Valenciana, País Vasco o Navarra.
El cava se elabora a partir de tres variedades típicas mediterráneas: Macabeo, Parellada y Xarel·lo. Para los cavas rosados, también se usan variedades tintas como la Pinot Noir, Monastrell, Trepat o Garnatxa. El coupage es otra diferencia importante entre estos dos vinos espumosos. Mientras que el champagne se elabora con vinos de distintos años, el clima mediterráneo, más benigno que el clima continental de Champaña, permite crear el coupage del cava a partir de vinos de la misma añada.
¿Comprar cava o champagne?
Ahora que ya conoces su historia, ¿cuáles son las principales diferencias entre el cava y el champagne una vez en la copa? A primera vista, aunque ambos espumosos presenten un color amarillo pálido, podemos diferenciar el champagne por sus reflejos rojizos, mientras que en el caso del cava aparecen matices verdosos.
En boca, el champagne es un vino con mayor cuerpo y estructura que el cava, más ácido y con aromas más intensos. Por su parte, el cava resulta irresistible por su frescura y ligereza, que lo convierte en un vino espumoso ideal para bebedores no habituales. Y tú, ¿con qué prefieres brindar estas Navidades?
Nosotros somos más de cava, producto español, y de una buena sidra. Muy interesante el artículo.
Bsotes
Maria Díaz MDcocinaymas
Antes no me gustaban las burbujas, ahora solo bebo eso, ya no tomo copas 🙂
Me gusta tanto el cava, como el champagne, son muy parecidos aunque uno es español y el otro francés, pero para serte sincera yo soy más de sidra. Soy más de andar por casa, jejeje
Un artículo muy interesante. Nosotros este año nos hemos decantado por el champagne, pero el cava también nos gusta mucho.
Nosotros este año nos hemos decantado por el cava, aunque me gustan los dos. Lo que si hago, una tradición, es meter el anillo en la copa para al beberlo, que nos traiga fortuna el siguiente año